La pregunta que me hago cuando
pienso en hacer un balance de la experiencia en esta asignatura, me respondo en
que precisamente la recordaré porque ha sido una EXPERIENCIA y no solo una
asignatura como la entendíamos en sentido clásico.
Seguramente, olvidaremos muchas
de las cosas que hemos aprendido en alguna de las otras asignaturas, donde nos
pueden haber atiborrado con teoría que luego teníamos que devolver en el tan
temido papel blanco de un examen en busca de una nota que reflejara el esfuerzo
realizado por absorber dicha teoría.
Sin embargo difícilmente podremos
olvidar lo aprendido, o mejor vivido, en esta asignatura, porque podemos
olvidar lo que han construido otros, pero difícilmente podremos olvidar lo que
hemos construido nosotros mismos.
En esta asignatura el examen ha
sido el camino, un camino por el cual íbamos construyendo conocimiento de forma
activa y participativa. Participación que tuvo como máximo apogeo el trabajo
grupal.
En el caso de mi grupo a pesar de
ser 6 compañer@s, hemos conseguido escucharnos, organizarnos, adaptarnos y
colaborar. Todos y cada uno de nosotros aportamos un valor añadido al trabajo
de grupo cuyo resultado hubiera sido imposible por separado. Hemos descubierto
más que nunca las posibilidades del grupo. Por eso he de aprovechar para dar
las gracias a mis compañeros Ángela, Cristina, Javier, Manuel y Valeria por dar
lo mejor de cada uno para el bien del grupo.
¿Qué hubiera pasado si no hubiera estado en esta asignatura?
Pues lo primero que se me viene a
la cabeza es que lógicamente reproduciríamos el paradigma oficial de la
educación sin reconocer el valor de la innovación pedagógica. Pues, además del contenido creado por nosotros
mismos hemos aprendido un MÉTODO.
Un método al que no estamos
acostumbrados. En el comienzo, la INCERTIDUMBRE sobre el mismo estaba presente
en casi todos nosotros. Una
incertidumbre que estaba motivada por la fuerza que la RUTINA tenía en nosotros.
La rutina de un método “oficial” que se había reproducido desde nuestra etapa
infantil hasta nuestra etapa universitaria, o al menos así había sido en mi
caso. Una rutina que surgía un efecto de CONVICCIÓN de que si ese era el método
utilizado por todos y durante todos estos años es que era el mejor. Sin
embargo, esta actitud impide la búsqueda de la mejora en el mismo y nos impide
salir de lo que se puede denominar nuestro “circulo de seguridad”. Salir de
este para atrevernos a vivir nuestro propio APRENDIZAJE y construir nuestro
propio CONOCIMIENTO.
Hemos aprendido un MÉTODO. Un método que convierte la
incertidumbre en POSIBILIDAD, la
rutina en DINAMISMO, el miedo en VALOR para entrar en el camino del APRENDIZAJE y elaborar con la fuerza del
grupo nuestro propio CONOCIMIENTO.