Noticia: La UE elude blindarse ante el espionaje. 30 Octubre. EL PAIS
Todos los medios de comunicación europeos hacen referencia al espionaje de EEUU sobre los principales países y dirigentes europeos. Sin embargo, esta noticia es de especial interés porque golpea y refleja uno de los principales déficits que aún posee y paraliza a la UE, este es el “Déficit decisional”.
Como bien dice el artículo en su primer párrafo “La UE tiene dificultades para traducir en acciones concretas la indignación que dicen sentir sus dirigentes ante el espionaje estadounidense”.
Al intentar indagar en qué posibilidades hay de canalizar esta “indignación”, una de las primeras preguntas previas que habría que hacerse es ¿Porqué un espionaje tan sofisticado hacia tus aliados?
La respuesta es difícil de responder, pero lo que está claro es que, en primer lugar, EEUU lo lleva a cabo porque puede tecnológicamente hablando y por su papel, aún hegemónico, en la escena internacional. En segundo lugar, como en cualquier acción exterior de “inteligencia”, porque prevé que las consecuencias de hacerlo son menos perjudiciales para sus intereses que las de no hacerlo.
Por lo que debemos acudir a las consecuencias de hacerlo para llegar a conclusiones. Y la respuesta es que realmente casi no hay consecuencias.
La preeminencia de intereses estatales de los países Europeos, muy por encima de los comunitarios se traduce aún en una total incapacidad de la UE en su acción exterior como bloque frente a fenómenos como el del espionaje estadounidense, algo que se traduce en la inexistencia de consecuencias materiales.
La noticia plasma como la cancillería Alemana, elude dar una respuesta latente en el marco de la UE y retrasa una ley de protección de datos que estaba prevista ser aprobada para el 2014. Este proyecto de ley, aunque estaba destinado a la protección de datos del consumidor europeo atajaría y limitaría por ello la colaboración empresarial en el tráfico de datos, también con los centros de inteligencia, previéndose sanciones cuantiosas.
Sin embargo y una vez más, la actitud egoísta y miras estatales de países de la UE, siendo la de Alemania la más perjudicial por su importante aunque siempre “titubeante” liderazgo, no solo hacen imposible una prevención legal de este tipo de acciones que desincentivara, a priori, a la administración estadounidense y a las multinacionales colaboradoras a llevar a cabo estas prácticas, sino que también imposibilitan una respuesta contundente y material, si quiera simbólica. Preocupan más otros problemas, como apunta el artículo, “Berlín tema por el efecto de la nueva ley en sus Pymes, obligadas a recoger datos de forma homogénea”.
Otros apuntan a que es posible que esta “incapacidad” se deba realmente al interés de la UE en no poner en peligro el clima de las negociaciones del Tratado de libre comercio que actualmente se está negociando con EEUU. Algo que añadiría razones a los actores que hablan de la UE como “la Europa de los mercaderes”pero también razones para pensar que se podrían estar utilizando dichas escuchas para contar con información privilegiada en dichas negociaciones, lo que dejaría a la UE en una posición de inferioridad en el planteamiento de sus condiciones.
Por otro lado, es sabido de la colaboración entre las inteligencias de potencias occidentales en la lucha contra el terrorismo y por ende de la colaboración de las agencia europeas con la NSA y filtraciones que apuntan a escuchas, recogida y tráfico de datos masivos. ¿Por qué ahora surge esta indignación? Solo cuando se ha visto injerida la privacidad de los altos mandatarios es cuando ha surgido esta, pudiendo afirmar que existe un “doble rasero” y cierta hipocresía en la gestión del asunto.
Lejos de este debate, se puede afirmar que la poca aptitud de los Estados hace imposible una canalización institucional, legal y material de esta indignación.
Desde la sociedad civil, la indignación, si es que la hay, se lleva por dentro, no hay a quién podamos destinar esta, puesto que no se sabe muy bien a quién dirigirla.
¿A las “multinacionales de la información” por traficar con datos privados de sus usuarios y clientes? Esta opción es difícil, la infinita dependencia del uso de internet y del uso público-privado de todo tipo de dispositivos electrónicos hace imposible una presión material, como pudiera ser la renuncia al uso de estos, desde la sociedad civil.
¿A la Unión Europea? La “sociedad Europea” no sabe bien a quién, en Europa se diluyen las responsabilidades porque no se sabe muy bien quién es el responsable en todo un entramado institucional que se mueve todavía por la multilateralidad y no por la unidad, un ejemplo claro es que se hace referencia continua en los medios de comunicación a “Berlín”, como sinónimo de Europa.
Además la “sociedad europea”, al igual que los gobiernos de los Estados que la conforman aún tiene miras nacionales, ya que como ya indican autores como Ulrich Beck, aún no existe una conciencia de ciudadanía europea. Una conciencia europea que encauce y guíe la indignación en reclamaciones directas a las instituciones comunitarias o al menos indirectamente a través de los gobiernos nacionales. En este sentido, las reclamaciones de naturaleza europea de la-s población-es brillan por su ausencia. En todo caso, también la crisis económica, es un factor que despista, un factor que minimiza este hecho y el espionaje de un aliado pasa a ser en la conciencia colectiva europea como problema secundario, “algo con lo que se puede vivir”.
Diferente es el caso de EEUU donde las calles de Washington se llenaron de “indignados de la información”. Estos a diferencia de los europeos tienen a quién dirigirse, existe un gobierno federal sobre el que recae toda última responsabilidad. Sin embargo es a la población estadounidense a la que la administración Obama tiene que contentar y pudiéndose usar como sinónimo “proteger”. En esta necesidad se sustenta la legitimidad de las acciones de espionaje llevadas a cabo por EEUU.
El pragmatismo geoestratégico que ha caracterizado su política exterior desde la guerra fría (donde su acción exterior, muchas veces choca con los valores básicos la democracia Estadounidense) sigue totalmente vigente. Aún más, este llamado “pragmatismo” se ha intensificado notablemente desde el 11S, donde la continua amenaza del terrorismo legitima el espionaje masivo de información a todos los niveles, sin ningún tipo de límites más, que el que marca la “necesidad por mantener la seguridad”, además este límite es subjetivo y está sujeto solo al criterio estadounidense.
Para Europa existen dos opciones, aceptar el “status quo” como necesario minimizando las consecuencias de dichas prácticas o, por el contrario, dar una respuesta comunitaria, y no estatal a los límites de las mismas, solo a los límites, y no al instrumento, porque a éste EEUU no está dispuesto renunciar, y si pensamos “pragmáticamente”, aislándonos de la indignación, quizás no sea aconsejable que lo hiciera.Obama ha mandado el mismo mensaje a Europa que ya les mando a sus ciudadanos el pasado junio “No se puede tener cien por cien privacidad y seguridad”. Por lo que la canalización de la indignación europea se basa en responder a este mensaje. La pregunta clave es ¿Qué quiere Europa?
La respuesta quizás es muy compleja, la noticia refleja el intento de vagas respuestas nacionales, simbólicas y mediáticas pero infructuosas materialmente, y esto es así porque no es posible dar respuesta a un problema global desde la capacidades nacionales. Los efectos de esta incapacidad son graves, no nos hemos sabido adaptar aún a la complejidad, ni prevenir las consecuencias “no deseadas”, de la era tecnológica de la información.
La complejidad del asunto hace dudar sobre una solución, pero hay una cosa clara, si esta existe solo tiene un camino, más Europa.