miércoles, 30 de octubre de 2013

Titubeo europeo y la historia de lo que nunca debió ocurrir


Sesión abierta y global:actualidad socio-económica (2)
Noticia: La UE elude blindarse ante el espionaje. 30 Octubre. EL PAIS



Todos los medios de comunicación europeos hacen referencia al espionaje de EEUU sobre los principales países y dirigentes europeos. Sin embargo, esta noticia es de especial interés porque golpea y refleja uno de los principales déficits que aún posee y paraliza a la UE, este es el “Déficit decisional”.

Como bien dice el artículo en su primer párrafo “La UE tiene dificultades para traducir en acciones concretas la indignación que dicen sentir sus dirigentes ante el espionaje estadounidense”.


Al intentar indagar en qué posibilidades hay de canalizar esta “indignación”, una de las primeras preguntas previas que habría que  hacerse es ¿Porqué un espionaje tan sofisticado hacia tus aliados?


La respuesta es difícil de responder, pero lo que está claro es que, en primer lugar, EEUU lo lleva a cabo porque puede tecnológicamente hablando y por su papel, aún hegemónico, en la escena internacional. En segundo lugar, como en cualquier acción exterior de “inteligencia”, porque prevé que las consecuencias de hacerlo son menos perjudiciales para sus intereses que las de no hacerlo.


Por lo que debemos acudir a las consecuencias de hacerlo para llegar a conclusiones. Y la respuesta es que realmente casi no hay consecuencias.


La preeminencia de intereses estatales de los países Europeos, muy por encima de los comunitarios se traduce aún en una total incapacidad de la UE  en su acción exterior como bloque frente a fenómenos como el del espionaje estadounidense, algo que se traduce en la inexistencia de consecuencias materiales.


La noticia plasma como la cancillería Alemana, elude dar una respuesta latente en el marco de la UE y retrasa una ley de protección de datos que estaba prevista ser aprobada para el 2014. Este proyecto de ley, aunque estaba destinado a la protección de datos del consumidor europeo atajaría y limitaría por ello la colaboración empresarial en el tráfico de datos, también con los centros de inteligencia, previéndose sanciones cuantiosas.


Sin embargo y una vez más, la actitud egoísta y miras estatales de países de la UE, siendo la de Alemania la más perjudicial por su importante aunque siempre “titubeante” liderazgo, no solo hacen imposible una prevención legal de este tipo de acciones que desincentivara, a priori, a la administración estadounidense y a las multinacionales colaboradoras a llevar a cabo estas prácticas, sino que también imposibilitan una respuesta contundente y material, si quiera simbólica. Preocupan más otros problemas, como apunta el artículo, “Berlín tema por el efecto de la nueva ley en sus Pymes, obligadas a recoger datos de forma homogénea”.


Otros apuntan a que es posible que esta “incapacidad” se deba realmente al interés de la UE en no poner en peligro el clima de las negociaciones del Tratado de libre comercio que actualmente se está negociando con EEUU. Algo que añadiría razones a los actores que hablan de la UE como “la Europa de los mercaderes”pero también razones para pensar que se podrían estar utilizando dichas escuchas para contar con información privilegiada en dichas negociaciones, lo que dejaría a la UE en una posición de inferioridad en el planteamiento de sus condiciones. 


Por otro lado, es sabido de la colaboración entre las inteligencias de potencias occidentales en la lucha contra el terrorismo y por ende de la colaboración de las agencia europeas con la NSA y filtraciones que apuntan a escuchas, recogida y tráfico de datos masivos. ¿Por qué ahora surge esta indignación? Solo cuando se ha visto injerida la privacidad de los altos mandatarios es cuando ha surgido esta, pudiendo afirmar que existe un “doble rasero” y cierta hipocresía en la gestión del asunto.


Lejos de este debate, se puede afirmar que la poca aptitud de los Estados hace imposible una canalización institucional, legal y material de esta indignación.


Desde la sociedad civil, la indignación, si es que la hay, se lleva por dentro, no hay a quién podamos destinar esta, puesto que no se sabe muy bien a quién dirigirla.


¿A las “multinacionales de la información” por traficar con datos privados de sus usuarios y clientes? Esta opción es difícil, la infinita dependencia del uso de internet y del uso público-privado de todo tipo de dispositivos electrónicos hace imposible una presión material, como pudiera ser la renuncia al uso de estos, desde la sociedad civil.


¿A la Unión Europea? La “sociedad Europea” no sabe bien a quién, en Europa se diluyen las responsabilidades porque no se sabe muy bien quién es el responsable en todo un entramado institucional que se mueve todavía por la multilateralidad y no por la unidad, un ejemplo claro es que se hace referencia continua en los medios de comunicación a “Berlín”, como sinónimo de Europa.
Además la “sociedad europea”, al igual que los gobiernos de los Estados que la conforman aún tiene miras nacionales, ya que como ya indican autores como Ulrich Beck, aún no existe una conciencia de ciudadanía europea. Una conciencia europea que encauce y guíe la indignación en reclamaciones directas a las instituciones comunitarias o al menos indirectamente a través de los gobiernos nacionales. En este sentido, las reclamaciones de naturaleza europea de la-s población-es brillan por su ausencia. En todo caso, también la crisis económica, es un factor que despista, un factor que minimiza este hecho y el espionaje de un aliado pasa a ser en la conciencia colectiva europea como problema secundario, “algo con lo que se puede vivir”. 


Diferente es el caso de EEUU donde las calles de Washington se llenaron  de “indignados de la información”. Estos a diferencia de los europeos tienen a quién dirigirse, existe un gobierno federal sobre el que recae toda última responsabilidad. Sin embargo es a la población estadounidense a la que la administración Obama tiene que contentar y pudiéndose usar como sinónimo “proteger”. En esta necesidad se sustenta la legitimidad de las acciones de espionaje llevadas a cabo por EEUU.


El pragmatismo geoestratégico que ha caracterizado su política exterior desde la guerra  fría (donde su acción exterior, muchas veces choca con los valores básicos la democracia Estadounidense) sigue totalmente vigente. Aún más, este llamado “pragmatismo” se ha intensificado notablemente desde el 11S, donde la continua amenaza del terrorismo legitima el espionaje masivo de información a todos los niveles, sin ningún tipo de límites más, que el que marca la “necesidad por mantener la seguridad”, además este límite es subjetivo y está  sujeto solo al criterio estadounidense.


Para Europa existen dos opciones, aceptar el “status quo” como necesario minimizando las consecuencias de dichas prácticas o, por el contrario, dar una respuesta comunitaria, y no estatal a los límites de las mismas, solo a los límites, y no al instrumento, porque a éste EEUU no está dispuesto renunciar, y si pensamos “pragmáticamente”, aislándonos de la indignación, quizás no sea aconsejable que lo hiciera.Obama ha mandado el mismo mensaje a Europa que ya les mando a sus ciudadanos el pasado junio “No se puede tener cien por cien privacidad y seguridad”. Por lo que la canalización de la indignación europea se basa en responder a este mensaje. La pregunta clave es ¿Qué quiere Europa?  


La respuesta quizás es muy compleja, la noticia refleja el intento de vagas respuestas nacionales, simbólicas y mediáticas pero infructuosas materialmente, y esto es así porque no es posible dar respuesta a un problema global desde la capacidades nacionales.  Los efectos de esta incapacidad son graves, no nos hemos sabido adaptar aún a la complejidad, ni prevenir las consecuencias “no deseadas”, de la era tecnológica de la información.


La complejidad del asunto hace dudar sobre una solución, pero hay una cosa clara,  si esta existe solo tiene un camino, más Europa.

miércoles, 23 de octubre de 2013

La cuestión iraní… ¿Hacia dónde?

Sesión abierta y global: actualidad socio-económica (3)

Conjunto de noticias: “Nueve senadores ofrecen suspender la aplicación de nuevas sanciones a Irán”“Irán y las potencias reanudan el diálogo entre signos esperanzadores”.14 Octubre. El País



En los últimos tres meses han sido numerosas las noticias que recogen el cambio de actitud de Irán  hacia la apertura a nuevas negociaciones en política nuclear con las potencias “occidentales”.  Parece ser que la ambigüedad y la imprevisibilidad característica en Irán durante el mandato del presidente saliente Mahmud Ahamadineyad respecto a la política nuclear podrían dar un gran giro de 180 grados en los próximos meses.

Existen diferentes aspectos que confluyen para motivar este giro. El principal aspecto, es la menoscabada situación económica de Irán, erosionada aún más por las duras sanciones económicas encabezadas por EEUU  y dirigidas sobre todo a sus exportaciones de crudo, principal fuente económica del país.

Este ambiente económico en  contexto de las elecciones del pasado junio hizo mella en el discurso “conservador” de los candidatos más “radicales” que se quedaban sin argumentos  frente a la sociedad  iraní. Y, por el contrario, llenaba de argumentos a los candidatos  moderados que habían “sobrevivido” al polémico veto del “Consejo de guardianes”, entre ellos  el islamista moderado Rohaní actual presidente electo. Hasta aquí las causas del cambio de rumbo de las preferencias electorales de la sociedad iraní, que apoyo a Rohaní con una amplia mayoría con la esperanza de cambiar el rumbo de la economía.

Ahora bien,  ¿que explica el brutal cambio de tono de EEUU en  las relaciones con el país islámico?

Esto no es casualidad, Rohaní es un actor con experiencia en negociaciones con los países occidentales entre los que destaca su experiencia en negociación nuclear  bajo el mandato del presidente Jatami donde encabezó concesiones importantes  en dicha materia.  Parece así abrirse una ventana de oportunidad en encauzar el proceso de negociaciones  sobre el hasta ahora imprevisible programa nuclear iraní y poder así evitar una crisis mayor, como un posible ataque de Israel o EEUU si no se acataban por parte del país islámico las resoluciones de la OIEA y del Consejo de Seguridad de la ONU.

Una pregunta clave sería  ¿Es el cambio de actitud de Irán  fruto de la necesidad económica y por lo tanto algo temporal y contextual o por el contrario estamos ante un auténtico cambio de actitud?

Por el carácter más “racional” y menos “radical” del nuevo gobierno iraní, cabe esperar que se parta al menos de un análisis de la dependencia del mercado de EEUU y de otros países occidentales en una realidad global y que la hegemonía regional que intenta alcanzar Irán pudiera pasar por aceptar esta realidad. El otro camino para alcanzar esta hegemonía pasa por convertirse en “intocable” si llega a “ser” nuclear, hegemonía que tanto las monarquías del golfo, como Israel temen.

Sin embargo, estas cuestiones solo se responderán con el paso del tiempo. Por el momento, un acercamiento estratégico se está observando en EEUU que estudia cancelar las sanciones a sus exportaciones y está incrementando sus relaciones bilaterales con Irán. Puede ser un ejemplo de cómo el cambio de un actor puede tener grandes consecuencias geopolíticas,  pudiendo convertirse incluso en un futuro aliado. Sin embargo la historia y las características de la política en Irán y sus deseos de liderazgo regional hacen que la prudencia sea la principal virtud a seguir en este proceso por parte de las potencias occidentales.

Lo cierto es que… algo se está moviendo en Irán, pero… ¿hacia dónde?

miércoles, 9 de octubre de 2013

U.E. vs Rusia

Sesión abierta y global:actualidad socio-económica (2)
Noticia: Rusia abre una guerra comercial contra Lituania. En juego está la pugna entre Moscú y la Unión Europea por atraer a Ucrania bajo su influencia



















La acción exterior rusa a la que esta noticia hace referencia, es tan solo una consecuencia más de las dificultosas, y por otro lado imprescindibles relaciones  entre la UE y Rusia, pero también consecuencia de la lucha por garantizar los respectivos intereses en la zona este de Europa.

Sin embargo, se puede decir que en esta pugna se usan diferentes “armas”. La UE ofrece una integración que se percibe atractiva por países como Ucrania, sobre todo comercialmente hablando y por otro lado, Rusia utiliza de forma sistemática su posición privilegiada como socio comercial imprescindible para, como bien apunta el artículo, castigar a los antiguos países miembros de la URSS.

En este sentido es más relevante el subtítulo de la noticia, donde se apunta la verdadera motivación del Kremlin en declarar la “guerra comercial” a países como Lituania. Y a esta conclusión se puede llegar porque el comercio ha sido utilizado por Rusia como un instrumento de presión política de forma sistemática, un ejemplo de ello son el bloqueo a productos en Moldavia y Georgia, como bien apunta este artículo. Pero se pueden nombrar muchos otros, donde no solo entra en juego la interferencia del ejecutivo ruso en las importaciones sino también en las exportaciones, como por ejemplo el corte en el suministro de gas a buena parte de países miembros de la UE en los inviernos de 2007 y 2008, posible gracias al control cuasi monopolístico que Rusia ostenta en el transporte de energía a toda Europa.

Cabe apuntar que Rusia ha sido, y sigue siendo el mayor proveedor de petróleo y gas de la UE, siendo este último el principal cliente de Rusia (70% de sus exportaciones energéticas) y por ende imprescindible para en el abastecimiento energético. Pero se trata en realidad de una dependencia mutua, pues el sector energético constituye para Rusia la principal fuente de ingresos, además el 70% de la IED Rusa proviene también de la UE.

Sin embargo lejos de quedarse en un problema particular, esta noticia, refleja también la incapacidad de la UE para garantizar una relación bilateral comunitaria con terceros países que responda a los intereses generales y para disminuir la bilateralidad entre un país miembro y estos, que responderían a intereses particulares.

Vemos como, por ejemplo, Rusia sigue dirigiendo sus “ataques” estratégico- comerciales directamente a un país de la UE, en este caso Lituania y  no al conjunto de la UE, evitando el filtro de este. Esto en gran parte creo que es así porque Rusia es consciente de la importancia del conjunto de la UE para su economía y estratégicamente le sale más rentable chocar bilateralmente con un país que con la UE en su conjunto, aunque en este caso sea motivado por el intento de la UE de ampliar las relaciones con países como Ucrania, país que Rusia de manera más “hostil” quiere mantener bajo su influencia.

Factores como una demasiado burocratización de la UE son factores a resolver para que las vías de resolución y comunicación comunitaria sean más efectivas y se consoliden las acciones comunitarias, al mismo tiempo partiendo de la interdependencia existente, estrechar las relaciones comunitarias cada vez mas y de forma paulatina con Rusia permitiría cambiar la percepción de desconfianza mutua y haría entrever que en realidad la conveniencia de una relación comercial abierta y estable les conviene a ambas partes. Se facilitaría incluso, una posible, aunque improbable, ulterior incorporación de Rusia al proyecto europeo, aunque fuera solo parcial. Solo así se evitará en el futuro evitar la volatilidad de las condiciones comerciales entre Rusia y países miembros. 

Mientras tanto una mayor diversificación energética y la mejora en las relaciones comerciales con los países de la zona obligaría una vez consolidadas, un mayor acercamiento de Rusia a los planteamientos del proyecto Europeo, al menos por los intereses que Rusia mantiene respecto a los países miembros.