jueves, 21 de noviembre de 2013

¿LIBROS VS INTERNET? Reflexión sobre la sesión “compartir libros”.


La “red”, dicen algunos, pone en cuestión el uso del libro  y la necesidad de acudir a estos para obtener información relevante. Esto es por el hecho de que un simple “clic” nos permite acceder a más información de la que somos capaces de procesar.

Cuando “navegamos” se activan unos mecanismos distintos a los que se movilizan cuando nos adentramos en las narraciones y reflexiones de las páginas de un libro.

En internet creo que es el filtro, en el mejor de los casos, el mecanismo que utilizamos. Accedemos a una información en “bruto” y seleccionamos la que consideramos a nuestro juicio relevante, conforme a unos objetivos más o menos predeterminados. Y, en muchas ocasiones, el exceso de información, muchas veces contradictoria y superficial, ponen en cuestión la relevancia de la misma y nuestros propios objetivos. En definitiva, el exceso de información se traduce en desinformación.  La capacidad de elección y de filtro de esta será la que nos permitiría hacer un uso relevante de la red.

¿Dónde queda aquí la reflexión profunda y la creatividad? A veces me da la sensación de que las conclusiones que generamos son la suma desordenada de las conclusiones desordenadas de otros.

Sin embargo, ¿Qué ocurre cuando nos adentramos en un libro impreso?

Además de la vigencia y atractivo del formato papel, el libro nos permite, no solo llegar a las conclusiones de diferentes autores e historias o a informaciones superficiales y parciales, sino que fomenta una atención crítica a la argumentación y reflexiones que han hecho llegar a estas conclusiones en el caso de ensayos. Pero también las reflexiones profundas y la relación de las ideas que surgen en una buena novela en relación con la propia experiencia de vida. Lo cierto es que un libro, siempre deja una huella más profunda, siempre nos acordaremos de las ideas y sensaciones que nos han surgido tras leer un libro.

Autores como Nicholas Carr lanzan la pregunta ¿Qué está haciendo Internet con nuestras mentes?, este considera que el Internet “fomenta el picoteo rápido y distraído de pequeños fragmentos de información de muchas fuentes” respondiendo según este a una “ética industrial, de velocidad y eficiencia”, fomentando un pensamiento superficial, convirtiéndonos como este autor afirma en una especie de “malabaristas”. El libro impreso, sin embargo, fomenta “nuestra atención, fomentando el pensamiento profundo y creativo”.

Estas dos semanas, tenemos dos sesiones denominadas “libros para compartir”, tenemos la oportunidad por ello de reconciliar dos instrumentos que por los argumentos expuesto aquí parecen irreconciliables.

El balance del primer día de estas sesiones literarias ha sido muy bueno, como si de un grupo de discusión se tratara, se iba formando un discurso con una impresionante lógica, donde los compañeros sacaban a la palestra su libro en el momento que el “debate” lo pedía y defendían su vigencia en la sesión y en la actualidad. Pero también expresaban las sensaciones y conclusiones relevantes que extrajeron de los mismos.

Es paradójico y a la vez apasionante que plataformas como la que hemos creado entre todos en esta asignatura, nos permitan ahora compartir libros que de alguna manera y por causas más o menos “profundas” nos han marcado. Y no solo los libros, sino también las reflexiones que nos han suscitado estos.  
Este es el ejemplo perfecto de que Internet es un instrumento que, como todos, su “bondad” depende del uso que se haga de él y no del supuesto mal intrínseco que le atribuyen las voces más reacias. No debemos prescindir de un instrumento, sino que debemos reconsiderar el buen uso del mismo con el fin de que este sea tan solo eso, un medio que nos ayude en nuestro proyecto académico pero también de vida. 

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